¿Alguna vez te has parado a pensar por qué funciona una pizarra blanca? Es decir, ¿por qué puedes borrar el trazo del rotulador con un borrador en seco?
Técnicamente, una pizarra blanca borrable no es más que un tablero con una superficie lisa cuya porosidad es casi nula, y con cierta resistencia al desgaste. De hecho, los rotuladores de borrado en seco no solo funcionan en pizarras, sino también en otras superficies lisas como el vidrio.
Así pues, que podamos borrar la superficie de las pizarras blancas no es algo que dependa tanto del tablero, sino más bien del rotulador. Por algo se llaman rotuladores de borrado en seco.
De manera que lo que debemos preguntarnos es:
¿Cómo y por qué funciona un rotulador de borrado en seco? ¿Cuáles son sus ingredientes? ¿Cómo interactúan entre sí estos componentes?
Un marcador borrable para pizarra blanca está formado por cinco ingredientes: disolvente, resina, pigmento, cera y un agente de liberación.
La tinta de un rotulador de borrado en seco está formada por cinco ingredientes
El disolvente es la base de la tinta borrable, es decir, el vehículo en el que están disueltos el resto de los componentes. Cuando escribes con el rotulador sobre la pizarra, el disolvente se evapora. En realidad, esto no es algo exclusivo del rotulador borrable: también es así en el resto de marcadores y en las pinturas o esmaltes.
Por ejemplo, la pintura al óleo tarda más en secarse sobre un lienzo que la acrílica, puesto que su base de aceite se evapora más lentamente que el agua. Por lo general, el disolvente que usan los rotuladores borrables es el alcohol.
El pigmento es el que aporta el color al trazo del rotulador. La resina, en cambio, es un componente que permite extender el pigmento de manera homogénea sobre la superficie de la pizarra. Por sí solo, el pigmento no sería más que un fino polvo. Digamos que la resina es una especie de aglutinante.
La cera, por su parte, crea una película protectora sobre la punta del rotulador que evita que la tinta se seque cuando dejas el marcador destapado. Más concretamente, lo que la cera evita es que el disolvente se evapore. Si tal cosa ocurriera, el pigmento y la resina quedarían obstruidos en la punta y el rotulador quedaría inservible.
Hasta aquí el rotulador de borrado en seco no se diferencia de un rotulador permanente. ¿Dónde está entonces el secreto? Evidentemente en el ingrediente que falta: el agente de liberación.
El agente de liberación es un compuesto presente en la tinta borrable que no se mezcla bien con la resina y el pigmento. Piensa en lo que ocurre al mezclar agua y aceite, por ejemplo. Además, su densidad es diferente. En consecuencia, cuando pintas sobre la pizarra con el rotulador, el agente queda bajo el trazo de resina y pigmento. Lo que se forma es una especie de sandwich de tres capas formado por la superficie de la pizarra, el agente de liberación y el pigmento, en este orden.
Una película de agente de liberación se interpone entre la pizarra blanca y el pigmento
A diferencia de la resina y el pigmento, el agente de liberación es un material que no se adhiere con fuerza a las superficies. Por eso, cuando borras el trazo del rotulador con el borrador o un paño, el pigmento se desprende fácilmente de la superficie, puesto que no está anclado realmente a ésta.
¿Y qué ocurre con el agente de liberación? Pueden suceder dos cosas: que sea arrastrado por el borrador o que se quede en la superficie de la pizarra blanca. Sin embargo, puesto que éste es transparente, el posible trazo residual del agente de liberación también es invisible.
La fórmula química de un rotulador de borrado en seco para pizarras está descrita en la patente WO2004072194A1. Concretamente, el asunto de la patente dice lo siguiente:
Se revela una tinta borrable de base acuosa que incluye pigmento, agente de liberación y agente de ligado, y, opcionalmente, uno o más tintes, disolvente, surfactante, biocida, modificador de la tensión superficial y humectante. También se revelan los métodos para hacer y usar la tinta y el marcador que la contiene.